Peruanas tienen baja cultura de prevención de enfermedades ginecológicas

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El cáncer de cuello uterino es el segundo más frecuente en la mujer y casi siempre producido por el virus del papiloma humano. Y aunque es una información muy difundida, lo cierto es que en Latinoamérica es baja la previsión tomada por las mujeres, al respecto.
A nivel de América Latina y El Caribe, un 24 por ciento de mujeres de tienen una actitud desfavorable a la toma del Papanicolaou. Y en Perú, casi la mitad de las peruanas (43.1%) no se han realizado este examen hace más de dos años, cuando debe practicarse -al menos- anualmente.
La mujer debe recibir atención ginecológica apenas empieza su vida sexual e incluso desde que presenta sus primeros síntomas premenstruales, pero la mayoría de veces lo hace solo cuando aparecen dolores o los primeros síntomas de enfermedad, señala el especialista de Integra médica.

Controlan hemorragias ginecológicas anormales en 10 minutos

Mediante un procedimiento de mínima invasión y sin la necesidad de extirpar el útero es posible solucionar hemorragias causadas por menstruación excesiva, trastornos hormonales, miomas o pólipos (pequeñas masas que crecen en la cavidad uterina). Se realiza en quirófano y utilizan sedación ligera, finaliza en 10 minutos y la paciente es dada de alta tras dos horas de reposo.

Se trata de la ablación endometrial, “método que destruye el endometrio (recubrimiento interior del útero) con el fin de que desaparezcan las hemorragias en quienes ya han cumplido su ciclo reproductivo sin sufrir consecuencias de tipo hormonal”, explica el doctor Héctor Godoy Morales, ginecólogo y biólogo de la reproducción adscrito al Hospital Ángeles del Pedregal (México).

De acuerdo con el especialista, el método consiste en tratar la cubierta interna del útero con altas o bajas temperaturas, microondas, ondas de radio, químicos o rayo láser para adelgazarla, cicatrizarla e incapacitarla, a fin de impedir la formación de nuevo crecimiento de tejido en las paredes de la matriz.

El objetivo es destruir la lámina basal del endometrio, es decir, aquella que ayuda a regenerarlo después de cada menstruación. “Generalmente utilizamos un catéter provisto de un ‘balón’ inflable en la punta (por ser la técnica que ha funcionado mejor), el cual se introduce por la vagina y cuello del útero; una vez ahí, se infla con un suero especial que se calienta y durante ocho minutos se mantiene, tiempo suficiente para que el calor destruya el endometrio”, detalla el experto.

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